EFECTIVIDAD
La efectividad es la capacidad de lograr un efecto
deseado, esperado o anhelado. En cambio, eficiencia es la capacidad de lograr
el efecto en cuestión con el mínimo de recursos posibles viable.
Ejemplo: matar una mosca de un cañonazo es eficaz (o efectivo: conseguimos el objetivo)
pero poco eficiente (se gastan recursos desmesurados para la meta buscada).
Pero acabar con su vida con un matamoscas, aparte de ser eficaz es eficiente. Stephen Covey define la efectividad como el
equilibrio entre la eficacia y la eficiencia, entre la producción y la
capacidad de producción. E= P/CP. Para ello se basa en la fábula de Esopo, La
gallina de los huevos de oro, comparando los huevos de oro con la
producción y la gallina con la capacidad que tiene de producirlos.
LA EFECTIVIDAD
EN LOS NEGOCIOS
La palabra efectividad adquiere su origen del verbo latino "efficere", que quiere decir ejecutar, llevar a cabo u obtener como resultado. Cuando un individuo practica la efectividad en su trabajo, su tiempo rinde mucho más y sus niveles de bienestar aumentan, ya que éste sentirá que está cumpliendo con sus labores cotidianas de forma eficiente. Según la ley de la efectividad, este hábito se adquiere al equilibrar la producción y la capacidad para producir. De esta forma, tanto los gerentes como el personal a su cargo, podrán obtener un mayor beneficio del esfuerzo y de las horas de trabajo que invierten a diario en la empresa.
LECCIONES
EFECTIVAS DE GERENCIA
Para ser efectivos en el trabajo, debemos empezar primero por nuestro bienestar personal. Hay que mantenernos en forma, de esta manera nos sentiremos bien físicamente y por tanto tendremos más energía para hacer las cosas y aportar mucho más en las diferentes facetas de nuestra vida. Muchas veces el exceso de responsabilidades nos impulsa a realizar las cosas mal y sin compromiso. Al aprovechar nuestros tiempos libres, disfrutaremos más de la vida y estaremos dispuestos a trabajar de forma más efectiva.
Siempre
debemos ser positivos, objetivos y optimistas para obtener los resultados que
estamos buscando. Sólo así seremos personas más honestas y auténticas, no sólo
en nuestro lugar de trabajo, sino también en nuestra vida personal. Para ser
más efectivos, también es necesario que sepamos manejar y distribuir nuestro
tiempo. De nada vale dedicarle largas horas al trabajo, cuando en casa el niño
espera por un simple abrazo. Si administramos, nos organizamos y decidimos qué
hacer con nuestro tiempo, podremos cumplir de forma eficiente con nuestros
compromisos.
Cuando
le ponemos corazón a lo que hacemos, y de paso le sumamos a esto un toque de
responsabilidad y mística, los resultados obtenidos serán mucho más efectivos.
Es necesario que trabajemos en algo que nos guste y que sintamos pasión por
ello, sólo de esta forma podremos sentirnos satisfechos y felices de
levantarnos todos los días para ir a trabajar. Por último, debemos tratar de
aprender algo nuevo cada día. Incorporar hábitos positivos en nuestra rutina
para mejorar nuestra calidad de vida.
HÁBITOS DE LA
EFECTIVIDAD.
Stephen R. Covey
detalla en su libro "Los siete hábitos de la gente altamente
efectiva". Entre ellos destaca:
Ø Ser proactivo: Debemos ser conscientes de
las decisiones que tomamos.
Ø Empezar con el final en mente Tenemos que saber
hacia dónde vamos.
Ø Poner primero lo primero: Necesitamos organizar
nuestras prioridades.
Ø Pensar ganar/ganar: Debemos tratar de lograr que
ambas partes salgamos beneficiadas.
Ø Antes que buscar ser comprendido, comprender: Hay
que aprender a escuchar y a entender a los demás.
Ø Sinergizar: Trabajar en equipo, implica efectividad,
confianza e innovación.
Ø Afilar la sierra: Mantener y cumplir todos los demás
hábitos para poder continuar.
Se trata de la relación
que existe entre los resultados logrados por la empresa en comparación con los
resultados propuestos por la misma organización. Permite la medición del grado
de cumplimiento de los objetivos que han sido planificados.
A la efectividad se la puede comparar con la
productividad en relación al impacto producido en la producción de mayores y
mejores productos.
En muchas oportunidades se
puede apreciar como las empresas promocionan el cumplimiento de los objetivos organizacionales
pero no se habla del costo que trajo aparejado concreción de los mismos, como
también si son consideradas las necesidades de los clientes.
De todas maneras sirve
como una referencia para la medición de determinados parámetros de calidad y para
poder controlar los desperdicios en los procesos y el incremento del valor
agregado.
Existen actividades
humanas donde la relación de eficiencia y eficacia tiene connotaciones que
merece la pena considerar. Veamos por ejemplo, un deporte colectivo que puede tener un vínculo económico importante en la sociedad actual, como el fútbol. Un equipo puede tener el balón en su poder, mediante jugadas preciosistas, la mayor parte del lance: ¡Qué
eficiencia para tener el balón a su disposición la mayor parte del tiempo de juego! Pero ocurre que el equipo contrario con unas pocas jugadas
simples logra anotar un par de goles y ganar el partido: ¡Qué tal efectividad!
¿Qué es mejor en este caso, eficiencia o eficacia? La respuesta es obvia,
aunque no pocos podrían opinar que el factor suerte o azar pudo estar presente
para ganar la competición.
Lo deseable es ser al
mismo tiempo altamente eficiente y eficaz, como se puede inferir del cuadrante
eficiencia-eficacia. Sin embargo en un servicio de salud o de seguridad pública posiblemente
deberá ponderarse la eficacia frente a la eficiencia.
Ser altamente efectivo
implica actuar bajo la mejor relación de "equilibrio" o "ponderación" entre eficiencia (mejor uso de
los recursos en las actividades cotidianas) y eficacia (alcanzar el logro de
las metas u objetivos de la organización), según sea cada situación que se
enfrenta.
LA EFECTIVIDAD ES EL PUNTO DE
EQUILIBRIO ENTRE LA EFICACIA Y LA EFICIENCIA.
El
adjetivo “eficacia” proviene del latín efficax (eficaz, que tiene el
poder de producir el efecto deseado), cuyo significado en castellano es “hacer
o lograr”, de acuerdo con el diccionario de la lengua española de la Real
Academia Española, eficacia significa “Capacidad de lograr el efecto que se desea
o se espera”.
Dicho
término hace énfasis a los resultados, promueve el hacer las cosas correctas y
sobretodo en lograr objetivos sin importar el costo o el uso o mal uso de los
recursos. Una determinada iniciativa es más o menos eficaz según el grado en que
cumple sus objetivos, toma en cuenta la calidad del producto y le deja el
problema del cómo obtenerlo a la otra variable de la función efectividad, la
que llamamos eficiencia.
Desde
el punto de vista de la empresa, especialmente en los más altos niveles
jerárquicos, la eficacia es de una importancia única, de hecho, en la
formulación de su Planificación Estrategia, al tratar de darle respuesta al ¿Qué?, ¿Por qué?, ¿Para qué?, el
enfoque que necesariamente debe prevalecer, tanto en la formulación de los objetivos
como en la formulación de las estrategias, es el de la eficacia.
El
enfoque de la eficiencia se presenta a la hora de responder el ¿Cómo?, efectivamente, surge en el
momento en que se definen los planes, el presupuesto y las acciones para lograr
cristalizar lo previsto en la Planificación Estratégica.
Según
Peter Drucker, un líder debe tener un desempeño eficiente y eficaz a la vez,
pero, aunque la eficiencia es importante, la eficacia es aún más decisiva, y
sigue diciendo: No basta con hacer las cosas correctamente (eficiencia), hay
que hacer las cosas correctas (eficacia)...
Siguiendo
este orden de ideas, podemos afirmar que solo la eficacia nos permitirá
responder a: ¿Cuáles son nuestros objetivos? ¿Cuáles son los resultados
(productos) que queremos alcanzar?, ¿Para qué lograrlos?.
Perfecto,
en este punto tenemos un buen porcentaje del camino recorrido, tenemos claro
que debemos hacer y para qué, pero nuestro problema no termina aquí, o es que
acaso no nos importa el Cómo, o tal vez no tiene importancia la posible
optimización de gastos. Tanto usted como yo sabemos que el siguiente paso a
seguir es abocarnos en hacer las cosas correctamente y por ende, entra en
escena la eficiencia.
El
adjetivo “eficiencia” proviene del latín efficientia, cuyo significado
en castellano es “acción, fuerza, virtud de producir”, es el criterio económico
que revela la capacidad de producir el máximo de resultados con el mínimo de
recursos, energía y tiempo.
Tanto
la elaboración del concepto como la interpretación del termino eficiencia
resultan más complejas que en el caso de eficacia, pero para no enredarnos,
asociemos eficiencia con optimización ya que ésta busca apoyarse, entre otras
cosas, en los mejores métodos y procedimientos que fueron debidamente
planificados con un único objetivo, asegurar la óptima administración de los
recursos disponibles.
Ahora
bien, en sintonía con muchas autoridades en la materia, podemos afirmar que a
medida que subimos de nivel en la estructura organizativa, la eficacia toma más
fuerza, mientras que al bajar de nivel, la eficiencia es quien adquiere mayor
relevancia y así surge un nuevo concepto, el sustantivo “efectividad”
proveniente del verbo latino efficere cuyo significado en castellano es
“ejecutar, llevar a cabo, efectuar, producir, obtener como resultado”. En
definitiva, no es más que la relación entre eficacia y eficiencia, dicho en
otras palabras, es la medida de la calidad de las metas que hemos alcanzado.
Excelente
pero, en definitiva ¿Cómo debemos trabajar, con eficacia o con eficiencia?
Indiscutiblemente
debemos buscar el punto de equilibrio entre los dos adjetivos para lograr así
la mayor efectividad. Con la eficacia logramos los objetivos deseados y con la
eficiencia garantizamos la optimización de los recursos.
Bien
cabe destacar, que dicho punto de equilibrio es dinámico, es decir, no
necesariamente se encuentra localizado en un punto fijo, equidistante de ambos
adjetivos, dicho punto se desplaza hacia uno u otro dependiendo del nivel
jerárquico en que usted se encuentre y así, tanto el empleado operativo como el
ejecutivo de alto nivel, serán efectivos cuando manejen adecuadamente la mezcla
o proporción de eficiencia y eficacia requerida por su posición dentro de la
estructura organizativa.
Evidente
y necesariamente deben existir ambos adjetivos. Si solo usamos una de sus
variables (la eficacia o la eficiencia) la función efectividad será negativa o
en el mejor de los casos igual a cero. Y así, indiscutiblemente y sin lugar a
dudas, ambas variables o adjetivos, deben necesariamente coexistir.
ES EL RESULTADO DE UNA DE UN PROCESO |
Todo
esto suena como muy engorroso, más bien complejo, no se ve tan sencillo el
establecer la proporción adecuada, pues déjeme decirle mi querido lector,
deténgase un instante, tome conciencia de su posición dentro de la estructura
organizativa de su empresa, analice sus actuaciones pasadas, apóyese en los
históricos, estudie y analice sus errores, aférrese y sáquele provecho al
mejoramiento continuo y verá como las proporciones irán mejorando cada vez más,
logrando así, incrementos positivos constantes en su función efectividad.
NOMBRE: JUAN ARIEL APAZA HUAYLLUCO
CI.: 9982645
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